Último día de este 2020, el año de la pandemia
que nadie olvidará, pero para mí uno de los mejores años de mi vida por
todo lo que he crecido a nivel personal y profesional.
En lo profesional he tomado decisiones que me han cambiado o van a cambiar la vida para siempre, eran necesarias y repetiría todos los pasos que he dado sin cambiar ninguno para llegar hasta aquí. Vale la pena cada madrugón, cada lágrima, cada momento de angustia… hasta los ataques de ansiedad y las cegueras que me llevaron a urgencias tres veces han cobrado
sentido, que liberación!
Todo lo vivido este año me ha servido para valorar aún más quien si, quien no y quien
nunca; para mejorar en introspección y autoconocimiento a partes iguales, para
crecer como persona y madurar, para ser firme en decisiones que de normal hubieran
podido costar, pensando en mí y no en lo que a los demás les hubiera gustado.
He hecho las paces conmigo y he aprendido a priorizarme más, cuidarme más,
quererme más y contar hasta diez cuando toca, que no son pocas veces.
Ya no tengo miedo a ser juzgada, ni a ser honesta aunque duela, agradezco
cada mañana lo que tengo y lo que esta vida me ha permitido hacer con
las cartas de las que disponía. He podido ser consciente de mis carencias
y he aprendido a pedir ayuda cuando ha tocado.
Seguiré siendo fiel a mis principios pero soy fan de cerrar ciclos y ahora estoy
en uno que no me aporta más que problemas de los que puedo prescindir,
año nuevo, vida nueva, no?.
Mantendré la educación pero no las gilipolleces, el número de idiotas y
situaciones estúpidas ha terminado por escapar a mi control y necesito cerrar
otro ciclo por higiene mental. Me he esforzado mucho por conseguir
lo que tengo y ser como soy para dejarme mermar por algo o alguien a
estas alturas.
Alguien me dijo una vez que no todo el mundo merece nuestra ayuda, a eso le
añado que tampoco nuestro tiempo y en esa firme creencia me voy a
mantener.
A si es que… 2021, allá vamos!! Pero con el equipaje imprescindible para
que si no suma, al menos que no reste.